El traje nuevo del emperador

El traje nuevo del emperador

Conoce el cuento de El traje nuevo del emperador

El día de hoy te contaré el cuento El traje nuevo del emperador, una bella historia que nos enseña el valor de ser honestos.

Personajes  emperador, dos ministros, niño tejedores.

Había una vez un emperador al cual le gustaba mucho lucir siempre trajes nuevos, siempre gastaba su dinero en comprarse trajes muy elegantes.

Cuando le proponían ir de viaje o hacer un paseo el decía que no quería gastar su dinero en cosas que no valían la pena.

Pero al no querer gastar su dinero también les afectaba a sus soldados ya que  lo que les pagaba era muy poco.

Al emperador solo le gustaba salir a pasear en su carro cuando te iba un traje nuevo que lucir.

Cunado buscaban al emperador siempre lo podían encontrar en en el closet ya que para casa hora del día tenía un traje diferente, en la ciudad había muchas actividades por la que era muy visitada por turistas.

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Un día llegaron dos estafadores que paseando por aquella ciudad escucharon al costurero del emperador el cual decía que ya estaba muy cansado.

Pues el emperador no lo dejaba descansar un solo día, ya que quería un traje nuevo para casa hora del día, al escuchar esto los estafadores pensaron que era buena presa para conseguir dinero.

Así que se dieron a la tarea y siguieron a aquel hombre para llegar con el emperador, cuando por fin supieron dónde vivía tocaron la puerta y pidieron hablar con el.

Se presentaron como grandes diseñadores y que venían a ofrecer su servicio por qué sabían que el emperador de ese lugar le gustaba vestir muy elegante y que ellos lo podían hacer.

Al escuchar esto el emperador acepto hablar con ellos y les dijo que cual era la diferencia de su ropa, ellos muy emocionados le dijeron que los trajes que ellos confeccionaban eran únicos.

Le dijeron que cambiaban de color; si la persona era inteligente el traje que portaban se pondría de color verde, pero si la persona era tonta el traje se pondría de color rojo.

Al emperador le llamó mucho la atención eso ya que pensó que así podría identificar a sus trabajadores y solo quedarse con los más inteligentes, por lo que accedió qué aquellos dos hombres le confeccionarán los trajes.

Ellos le pidieron un telar, hilos de oro y lindos de tela de seda, el emperador les dio un cuarto para que ellos trabajaran ahí, pero los dos estafadores le dijeron al emperador que sus trajes jamás serían visto por gente tonta.

Así que no se preocupara si algún llegaba y le decía que no había nada, esta información fue difundida por toda la ciudad así que muy pronto los habitantes de ese lugar estaban formados en la puerta del emperador.

Para pedirle a sus hombres que les confeccionarán un traje y así saber quién de sus vecinos era un tonto.

Pasaron unas horas y el emperador estaba muy ansioso por saber cómo iba el traje, pero no quería ir el por qué le daba miedo que no lo pudiera ver y descubrir que era un tonto.

Estuvo pensando por varias hora a quien mandar y cuando por fin supo a quien mandar, mando a llamar al ministro ya que el era un hombre muy inteligente, correcto y jamás le mentiría.

Cuando llegó el ministro le dijo lo que tenía que hacer, el muy contento fue hasta el cuarto donde estaba elaborando el traje, y cual fue su sorpresa que por más que abría los ojos no veía nada.

Se tallaba los ojos, los abría y los cerraba y no solo veía a aquellos hombres sentados. Uno de los hombres lo vio y le pidió se acercará a admirar el traje y como lo estaban bordando.

En ese momento el ministro pensó «si les digo que no veo nada quedaré como un tonto y todo el mundo lo sabrá» así que les siguió el juego y les dijo que sí estaba hermoso que le diría al emperador que era de lo mejor.

El traje nuevo del emperador

Días después el emperador mando a otro de sus funcionarios, pues quería saber cómo iba aquel traje; al llegar a dónde estaban los tejedores se dió cuenta que no había nada que no veía nada sobre el tejar.

Hizo lo mismo que el ministro, abrió y cerro los ojos, se los talló y no veía nada, pero cuando los tejedores se acercaron a él y le dijeron los colores del bordado y el dibujo que era.

Él se lo trabajo bien para decirle al emperador lo que estaban trabajando, ese mismo día los tejedores pidieron más tela e hilo el cual guardaron en sus maletas y siguieron trabajando.

A la mañana siguiente el emperador quería saber cómo iba el traje así que pidió lo llevarán al lugar donde lo estaban haciendo, al llegar el emperador no vio nada, se tallo los ojos, los abrió y los cerro y pensó:

«Seré muy tonto para no verlo, no merezco ser emperador», se preguntaba acaso soy el único así que mando traer a todos sus trabajadores, los cuales quedaron sorprendidos pues no se veía nada en aquel tejar.

El traje nuevo del emperador

El emperador preguntaba si veían algo y todos solo asentaban con la cabeza, por lo que al emperador se le hizo tan raro que pidió a los tejedores le describieran le traje.

Ellos lo hicieron como las ocasiones anteriores y le dieron el color de los hilos y describieron el bordado .

Así siguieron todos creyendo que era un gran traje, por fin llegó el gran día y el emperador fue a qué le pusieron su traje nuevo, los dos estafadores le pidieron que se despojaran del traje que tenía puesto.

Así lo hizo y enseguida ellos le pusieron el supuesto traje que habían confeccionado; el emperador muy contento se cómodo la solapa del saco y pidió a dos de sus servidores que tomaran la cola del traje.

Los dos hombres bajaron las manos al piso y luego las subieron simulando que traían cargando la cola del traje, mientras los estafadores le acomodaban el cinturón y así todo el traje.

En cuanto terminaron de ponerle el traje uno de los servidores salió corriendo por toda la cuidad anunciado que el emperador saldría a mostrar su nuevo traje.

Así los habitantes hicieron una valla alrededor de la ciudad para ver el magnífico traje.

El traje nuevo del emperador

El emperador salió por su balcón y ahí el mismo anuncio su recorrido y les dio un agradecimiento a los tejedores, les dio dos caballos, una bolsa de oro y les dijo que regresarán algún día para confeccionarle otro traje.

Aquellos estafadores de fueron muy contentos pues llevaban los regalos que les habían dado como agradecimiento pero además llevaba 4 rollos de tela y muchos hilos de oro.

Por fin el emperador hizo el recorrido y todos los habitantes lo admiraban diciendo que era el traje más hermoso que había portado, cuando de pronto un niño grito que no tenía ningún traje.

Todos asombrados empezaron a murmurar pues ese niño decía la verdad en cuanto el emperador escucho pidió lo regresarán a su casa ya que sabía que no tenía traje.

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